Chica: Hola. Queremos algo de leña.
Vendedor: Muy bien. ¿Cuanta quieres?
Chica: Pues...depende. ¿A cuanto la vende?
Vendedor: A 7.5 euros.
Chica: ¿El kilo?
Desde luego, millonaria serás para pagar la leña a ese precio...
Upsss!! Me he vuelto a perder!
Chica: Hola. Queremos algo de leña.
Vendedor: Muy bien. ¿Cuanta quieres?
Chica: Pues...depende. ¿A cuanto la vende?
Vendedor: A 7.5 euros.
Chica: ¿El kilo?
¡Jo! !Me he pegado una superhostia y he visto las superestrellas!
Yo: Que burra eres tía. Lavavajillas se escribe con V (bueno, en Catalunya solemos decir B baja...pero lo escribo aquí bien que si no luego me pegan...).
Hermana: Ah ¿Sí? No tenía ni idea.
Yo: Pues claro. Va con V, como la vajilla de los platos.
Hermana: ¡Anda! Es que yo pensaba que era bajilla de persona bajita... Ya decía yo que no tenía ningún sentido ese nombre para un chisme de limpiar.
Compañera: Oye. A tí que se te dan bien los números, a ver si me puedes ayudar.
Madre: (Sin levantar la cabeza del papel que está leyendo) A ver. Dime.
Compañera: Mira. Le vamos a hacer un regalo a Fulana entre doce. Cuesta 60 euros, pero cuatro sólo van a poner la mitad del dinero. ¿Cuánto nos cuesta a cada una?
Madre: (Con la cabeza enterrada en el papel todavía) Pues seis euros por cabeza y las de la mitad a tres.
Compañera: ¿Y si lo sumo todo da sesenta?
Tío de al lado: (puesto hasta las cejas) Y vosotros ¿de donde sois?
R: De Barcelona. ¿Y vosotros?
Tío de al lado: ¡Anda! Nosotros también. ¿Pero de Barcelona Barcelona?
R: Sí, de Barcelona Barcelona. Concretamente del Guinardó.
Tío de al lado: Ah. Nosotros somos de un pueblo de al lado.
R: ¿Sí? ¿De cual? ¿Gavá? ¿Castelldefels?
Tío de al lado: Bueno... de al lado... ¡cerca! Somos de un pueblo de cerca de Barcelona.
R: Ah... ¿Granollers?
Tío de al lado: No. Bueno... ¿te suena un pueblo llamado Vic?
Cualquiera: ¡Camarero!¡La cuenta, por favor!
Camarero: Son 77 euros.
Otra cualquiera: ¿Cuántas somos? ¿Siete no? A ver ¿Alguien tiene una calculadora?
Yo: No hace falta. Son 11 euros por cabeza...
Más cualquiera: ¡Ostias tía! ¡Qué pasada! ¡¡Cómo se nota que eres de ciencias!!
Una de las biólogas: No, no. Se nota que es ingeniero. Yo soy de ciencias y no tengo esa capacidad de cálculo.
En general: ¡¡Qué pasada, tía!!
Esteticista: Pues no sé... a mí no se me han dado bien las mates nunca. En realidad no se me ha dado bien nada que fuera estudiar... por eso me hice esteticista... pero vaya, que hasta yo sé que 77 dividido entre 7 son once...
Compañera: Esto...Viajera, a ver si me puedes ayudar.
Yo: Sí, dime.
Compañera: Mira. Es que estoy sumando las horas que he hecho esta semana y no me sale. Se me descuadra.
Yo: ¿Qué te descuadra?
Compañera: Sí, mira: he hecho un día dos horas y media y otro día una hora y cuarto.
Yo: Bien.
Compañera: Eso tendría que dar tres horas y tres cuartos ¿no?
Yo: Sí, claro.
Compañera: Pues bien. No me da bien.
Yo: (empezando a sospechar algo...) ¿Qué significa que no te da bien? Ahí no hay error posible...
Compañera: Sí, sí, mira: yo he metido en la calculadora 2,30 + 1,15. Y me devuelve 3,45. ¡Eso son casi tres horas y media y no tres horas y tres cuartos! ¡Tres horas y tres cuartos deberían ser 3,75!
Esto me pasa porque soy la mayor y no sabíais hacerlo bien ¿verdad?. Yo fui un experimento y Hermana ya os salió mejor.
Hermana: Ostras tía. No lo entiendo.
Yo: (Bajando el libro) ¿Que no entiendes?
Hermana: Ponen nombres a las cosas mal escritas y eso hace que la gente se confunda.
Yo: ¿Qué hay mal escrito? No estoy prestando atención a la tele, pero me parece que no está saliendo nada mal...
Hermana: Sí, tía. Fíjate en el nombre de las tostadas.
Yo: ¿Qué le pasa? Silueta.
Hermana: Pues eso: Silueta. Deberían llamarse Sirueta. Deberían escribirlo bien.
Yo: ¿Por qué? Está bien escrito. Es silueta.
Hermana: ¡Ah! ¿Sí? ¿Seguro? ¡Yo habría jurado que era sirueta! Y es una palabra que utilizo mucho.
Yo: Pues no. Es silueta.
Hermana: ¡Anda! Ahora entiendo porqué siempre que la utilizo en una redacción o examen me la tachan.
El viernes salí de farra ¡pam, pam! y entro en la disco ¡pim, pam! entonces me encuentro con una tía y venga ¡pim pim! total que nos hacemos unas copitas ¡pam pam! y así que nos vamos para casa y ¡pim pum! así toda la noche y al día siguiente ¡pam! y va la tía y me invita a desayunar. ¿Qué te parece?
Compañero 1: Hemos de inventar algo para hacer una migración de la base de datos A a la B.
Compañero 2: Sí, pero es muy delicado. Hemos de asegurarnos de no perder ningún dato o podemos tener muchos problemas. Hemos de ser muy seguros y fiables.
Compañera: Eso no ser problema. ¡Si nosotras chupar bien todo quedar bien y vosotros muy contentos!
Amiga: ¡Anda! ¿Están enculando a esa tía?.
Yo: Pues parece que sí.
Amiga: ¡Ah! Pues con eso hay que ir con muchísimo cuidado.
Yo: (Previendo una de sus grandes argumentaciones) ¿Por qué? (Y quien porras me mandará a mí preguntar, claro).
Amiga: Porque así te puedes quedar embarazada.
Amiga: ¿Qué haces, tía?
Yo: Encenderme un cigarro ¿no lo ves?
Amiga: Pero, tía, eso que haces es malísimo.
Yo: ¿El qué? ¿Fumar? Ya lo sé.
Amiga: No no no.
Yo: Joder. Pues no me entero de nada. ¿Que es malo?
Amiga: Pues comer chicle mientras fumas, claro.¡Provoca cáncer!
Padre: Hola. No os vais a creer de lo que me he enterado hoy.
Madre: ¿De qué?
Padre: Han abierto una cafetería que además es librería. Y una biblioteca con sala de juegos.
Madre: Pues esas cosas están muy bien ¿no?
Padre: Pero eso no es nada: ¡nosotros tenemos un water-biblioteca! ¡Somos unos pioneros!
Sobrina: ¡Viajera!¡R! ¡He aprendido ya dos trucos!
R: ¡Ah! Pues muy bien. A ver, enseñanoslos.
Sobrina: Noooo, que ahora necesito descansar.