lunes, 7 de enero de 2008

Si hay negocios para todo...

El cuarto de baño de mis padres siempre estaba lleno de libros que me llevaba yo para leer. A mi padre le fastidiaba bastante el asunto, así que un día que estaba yo hablando con mi madre decidió abordar el tema:

Padre: Hola. No os vais a creer de lo que me he enterado hoy.

Madre: ¿De qué?

Padre: Han abierto una cafetería que además es librería. Y una biblioteca con sala de juegos.

Madre: Pues esas cosas están muy bien ¿no?

Padre: Pero eso no es nada: ¡nosotros tenemos un water-biblioteca! ¡Somos unos pioneros!



A pesar de jurarle y perjurarle a mi padre de que los quitaría, jamás me creyó. También es cierto que no dejé de hacerlo hasta que me fui de casa...

2 comentarios:

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

¿De veras tenía tu padre una libreraía en el baño? Joder... La cama y ese lugar son los sitios donde más leo (excluyendo el trabajo, ejem...)

Más de una vez he estado tentado de colgar un pequeño estante en el aseo para tener ahí los tres o cuatro libros que ande leyendo en ese momento, así ante un apretón no tendría que buscar un libro, pues esos momentos de urgencia no suelen permitir distracciones. Sin embargo, no sé, me parece tan friqui hacer eso... Aunque tu entrada me ha animado.

Seguiré pensando en ello.

Viajera solitaria dijo...

Ja ja, no Leo, no tenía una librería en el baño. Yo me dedicaba a ir dejando los libros encima del bidé hasta que había una piramide con varios de ellos. Como mi padre ya no sabía que hacer para conseguir que me llevara los libros un día salió con lo del water-biblioteca, a ver si con un poco de humor lo conseguía.

Yo tampoco tengo una librería en el baño, pero sí que tengo tres o cuatro libros metidos en el armario del mismo a mano para leer :D (ya ves, hay vicios que nunca desaparecen).